Por Selecciones.com/Foto: 123RF

Golpea suavemente los nudos

Usando tus puños, golpetea suavemente el exterior de tu cuerpo, empezando por las piernas y los brazos, yendo de abajo hacia arriba. Cuando se realiza en la mañana, esta técnica de masaje despertará y preparará tu cuerpo y mente para el día que te queda por delante. Cuando se realiza antes de dormir, relaja la mente y se deshace del estrés y la tensión acumulada durante el día.

Nota: Si estas tomando alguna clase de diluyente de sangre, evita este consejo de masaje; ya que podrías acabar con moretones.

Frota tu vientre

Aunque la mayoría de las personas hacen esto instintivamente después de comer demasiado, tú debes hacerlo después de cada comida. Coloca una o las dos palmas en tu vientre y frótalo en el sentido de las agujas del reloj. Esta es la misma dirección en la que la comida se mueve por el intestino, así que este masaje ayudará a estimular la digestión.

Masaje, ejercicio, masaje

Masajear tu cuerpo, antes del estiramiento, entrenamiento de cardio o de fuerza, incrementa la circulación de la sangre a los músculos. Masajear los músculos después de ejercitarte  puede ayudarte a optimizar la remoción de desechos y acelerar la recuperación de músculo.

Antes del ejercicio, da pequeños golpes para llevar la sangre a los músculos de tus piernas y brazos. Después del ejercicio, frota a lo largo de tus músculos con tu palma o puño, moviéndote en dirección al corazón.

Cada vez que te hidrates, tómate el tiempo para  consentir tus manos con un bien merecido masaje.

  • Empieza con la parte inferior de tu palma, entrelazando los dedos y frotando la parte de debajo de tus dos palmas en forma circular.
  • Con tus manos aun entrelazadas, toma un pulgar y masajea el área, justo debajo de tu otro pulgar en movimientos circulares, de adentro hacia afuera. Repítelo en la otra mano.
  • Desenlaza tus dedos y usa los pulgares y los índices para sobar tus palmas, muñecas y espacios entre  los dedos. Con una mano, jala levemente cada dedo de la otra mano. Termina usando tu pulgar y tu índice para pellizcar el espacio entre tu otro pulgar e índice.

Desestresa tu cuello

Cada hora, toma un receso para desestresar tu cuello.

  • Entrelaza los dedos atrás de tu cuello, haciendo presión con los talones de tus manos sobre el cuello en cada lado de la columna espinal. Masajea tu cuello de arriba abajo en movimientos lentos y deliberados.
  • Después coloca los dedos de tu mano derecha a lo largo del músculo izquierdo del cuello, justo debajo de la base de tu cráneo. Haz presión en ese músculo, inclinando tu cabeza a la izquierda y masajea hacia abajo hasta llegar al hombro. Repite tres veces y después cambia de lado.
  • Termina estirando el cuello hacia atrás para que la orilla de tu silla presione tu cuello debajo del cráneo. Esto también estira el frente del cuello, que tiende a tensionarse durante el trabajo. Mantente en esa posición por 20 segundos.

 

Libera la presión nasal

Para aliviar la congestión nasal, frota con tus dedos índices.

  • Empieza justo debajo de las cejas. Coloca las yemas de tus dedos sobre la nariz, presiona y frota hacia abajo, trazando la línea de las cejas. Repite dos o tres veces.
  • Ahora coloca las yemas de tus dedos debajo de los ojos y a los lados del puente de la nariz, frotando hacia afuera y moviéndose hacia abajo.
  • Usa tus pulgares para masajear tus mejillas, haciendo pequeños círculos empezando del centro de tu cara hacia las orejas.
  • Finalmente, coloca los pulgares en la sien y masajea circularmente.

 

Calienta tus ojos

Alivia los ojos cansados frotando tus manos hasta calentarlas y poniendo cada una en un ojo.

 

Relaja los  pies cansados

Lava tus pies, siéntate cómodamente y masajéalos

  • Entrelaza los dedos de una mano con los de un pie, separando los dedos de tus pies y colocando la palma en el talón. Usa tu palma para rotar las articulaciones del pie hacia adelante y hacia atrás durante un minuto.
  • Remueve la mano de los dedos, sujeta el tobillo con una mano, y suavemente gira todo el pie con la otra mano, empezando con pequeños círculos y continuando con círculos más grandes mientras tu tobillo se va calentando. Cambia de dirección y repite en el otro pie.

 

Abrazo de oso

Relaja la tensión de los hombros dándote un abrazo de oso. Cruza  los brazos sobre tu pecho y toma tus hombros. Aprieta y suelta cada hombro tres veces. Luego mueve tus manos hacia tus brazos, apretando y relajando hasta llegar a las muñecas.

 



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Golpea suavemente los nudos

Usando tus puños, golpetea suavemente el exterior de tu cuerpo, empezando por las piernas y los brazos, yendo de abajo hacia arriba. Cuando se realiza en la mañana, esta técnica de masaje despertará y preparará tu cuerpo y mente para el día que te queda por delante. Cuando se realiza antes de dormir, relaja la mente y se deshace del estrés y la tensión acumulada durante el día.

Nota: Si estas tomando alguna clase de diluyente de sangre, evita este consejo de masaje; ya que podrías acabar con moretones.

Frota tu vientre

Aunque la mayoría de las personas hacen esto instintivamente después de comer demasiado, tú debes hacerlo después de cada comida. Coloca una o las dos palmas en tu vientre y frótalo en el sentido de las agujas del reloj. Esta es la misma dirección en la que la comida se mueve por el intestino, así que este masaje ayudará a estimular la digestión.

Masaje, ejercicio, masaje

Masajear tu cuerpo, antes del estiramiento, entrenamiento de cardio o de fuerza, incrementa la circulación de la sangre a los músculos. Masajear los músculos después de ejercitarte  puede ayudarte a optimizar la remoción de desechos y acelerar la recuperación de músculo.

Antes del ejercicio, da pequeños golpes para llevar la sangre a los músculos de tus piernas y brazos. Después del ejercicio, frota a lo largo de tus músculos con tu palma o puño, moviéndote en dirección al corazón.

Cada vez que te hidrates, tómate el tiempo para  consentir tus manos con un bien merecido masaje.

  • Empieza con la parte inferior de tu palma, entrelazando los dedos y frotando la parte de debajo de tus dos palmas en forma circular.
  • Con tus manos aun entrelazadas, toma un pulgar y masajea el área, justo debajo de tu otro pulgar en movimientos circulares, de adentro hacia afuera. Repítelo en la otra mano.
  • Desenlaza tus dedos y usa los pulgares y los índices para sobar tus palmas, muñecas y espacios entre  los dedos. Con una mano, jala levemente cada dedo de la otra mano. Termina usando tu pulgar y tu índice para pellizcar el espacio entre tu otro pulgar e índice.

Desestresa tu cuello

Cada hora, toma un receso para desestresar tu cuello.

  • Entrelaza los dedos atrás de tu cuello, haciendo presión con los talones de tus manos sobre el cuello en cada lado de la columna espinal. Masajea tu cuello de arriba abajo en movimientos lentos y deliberados.
  • Después coloca los dedos de tu mano derecha a lo largo del músculo izquierdo del cuello, justo debajo de la base de tu cráneo. Haz presión en ese músculo, inclinando tu cabeza a la izquierda y masajea hacia abajo hasta llegar al hombro. Repite tres veces y después cambia de lado.
  • Termina estirando el cuello hacia atrás para que la orilla de tu silla presione tu cuello debajo del cráneo. Esto también estira el frente del cuello, que tiende a tensionarse durante el trabajo. Mantente en esa posición por 20 segundos.

 

Libera la presión nasal

Para aliviar la congestión nasal, frota con tus dedos índices.

  • Empieza justo debajo de las cejas. Coloca las yemas de tus dedos sobre la nariz, presiona y frota hacia abajo, trazando la línea de las cejas. Repite dos o tres veces.
  • Ahora coloca las yemas de tus dedos debajo de los ojos y a los lados del puente de la nariz, frotando hacia afuera y moviéndose hacia abajo.
  • Usa tus pulgares para masajear tus mejillas, haciendo pequeños círculos empezando del centro de tu cara hacia las orejas.
  • Finalmente, coloca los pulgares en la sien y masajea circularmente.

 

Calienta tus ojos

Alivia los ojos cansados frotando tus manos hasta calentarlas y poniendo cada una en un ojo.

 

Relaja los  pies cansados

Lava tus pies, siéntate cómodamente y masajéalos

  • Entrelaza los dedos de una mano con los de un pie, separando los dedos de tus pies y colocando la palma en el talón. Usa tu palma para rotar las articulaciones del pie hacia adelante y hacia atrás durante un minuto.
  • Remueve la mano de los dedos, sujeta el tobillo con una mano, y suavemente gira todo el pie con la otra mano, empezando con pequeños círculos y continuando con círculos más grandes mientras tu tobillo se va calentando. Cambia de dirección y repite en el otro pie.

 

Abrazo de oso

Relaja la tensión de los hombros dándote un abrazo de oso. Cruza  los brazos sobre tu pecho y toma tus hombros. Aprieta y suelta cada hombro tres veces. Luego mueve tus manos hacia tus brazos, apretando y relajando hasta llegar a las muñecas.

 

 

Mitos y verdades de los masajes: ¿Se deben realizar de pies a cabeza?